Los miembros del Golden, podemos perdernos en un rincón de la arena,
desde la sombra de una lámpara que altera el orden planetario
hasta el borde del sol, como esos rayos que no queman
y son subterráneos, o elegir manifestarnos,
cuando el momento lo amerita.

Todo es impredecible, menos el código oculto que
nos une en el universo sutil. Allí los genomas
se manifiestan circularmente, en supramundos que
unen y dejan en libertad. En ese sitio oculto,
una mujer que forma parte de nosotros, cumple años, así,
mundanamente, aunque la anacronía del alma
nos vuelve cómplices de la inmortalidad.

Decidimos obsequiarle un libro que nos contenga y optamos por…

Altazor profeta poeta, círculo hermético,
serpiente que muerde su cola,
en un viaje que concluye en el delirio…

El paracaidista puede no saltar o hacerlo,
para unirse a la trama insurrecta, aracnidamente,
como quien se hunde en el propio inconsciente,
encontrando un sendero de trascendencia.
Entre tanto, una tal señora Ttekceb Leumas,
realiza lo irrealizable, se manifiesta antes de la creación,
para esculpirla con palabras que paren arte,
conjurando poetas en la voz, con un gesto demiúrgico
crea constelaciones musicales, o atrae en sus lecturas,
mundos de infinitos matices,
que se iluminan cuando los expresa.

Los integrantes del Golden viajamos en paracaídas,
para llevarte nuestro cariño,
mientras vemos sonriendo…el gesto del caracol cuando derrapa.

Te queremos Insu.

Noc
(portavoz en este prólogo,del afecto que te tenemos,
los paracaidistas del Golden team)








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